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EL ROMPECABEZAS.                                                      Adolfo Pardo. Octubre 2023

 


Imagínate que te regalan un rompecabezas, de esos de mil o más piezas.

Te decides a empezar, abres la caja y adentro lo que ves es un sinfín de piececitas,

todas iguales en su forma, así te parece al principio de, muchos colores,

las hay rojas, verdes, blancas, negras... pero buscas, y no encuentras

una ilustración que te diga de qué se trata todo eso… !!!


¿Cómo diantres voy a armar algo que no conozco, y que ni siquiera intuyo?


 

¿Sabes? Es así como se nos presenta invariablemente la vida. Nuestra propia vida.

Desde que empezamos a vivirla y hasta nuestro último día, estamos buscando qué pieza colocar, dónde y cómo hacerlo, sin saber realmente qué es lo que estamos haciendo.


Empezamos por armar el marco que engloba el todo, que nos limita y nos condiciona. De qué sexo soy, dónde nací, quién me educó, de qué color es mi piel, en quién o qué estoy supuesto creer…


Ese es mi marco personal que no puedo ni podré nunca cambiar y sobre el cual deberé ir colocando las piezas. Descubro así cuál es mi marco, lo veo terminado y rígido, no pude elegirlo… Me fue dado. Hubiera preferido otro, quizá, pero los colores y las formas estaban pre-determinados.  


Repentinamente nos detenemos para preguntarnos para qué estamos acá. Estamos eligiendo y poniendo en su sitio las piezas que se nos presentan delante, creemos estar eligiendo la correcta cada vez, sin embargo con frecuencia tememos equivocarnos. Casi siempre desearíamos poder corregir. Nos frotamos los ojos tratando de ver qué es lo que estamos construyendo, cuál es la figura que estamos armando. Es frecuente que nos parezca que no hay una figura, que es sólo un conglomerado de manchas, de momentos, de personas y de lugares que se nos cruzan, que nos afectan y que nosotros afectamos, pero no logramos alejarnos lo suficiente para ver el cuadro en perspectiva.


Pero seguimos y seguimos, segundo a segundo, día a día, año a año, valientes pero ciegos, afectando a otros y permitiendo que otros nos afecten a nosotros. Nos detenemos a veces a pensar, sin embargo nunca logramos ver el cuadro completo.


Al igual que en un rompecabezas, puede ser que llegue un momento en el que, derrepente sí que logramos entender por qué endiablada razón no habíamos podido ver el resultado parcial de nuestra vida… es porque, increíblemente, y sin darnos cuenta, estábamos en el lado equivocado del tablero... !


Nos movemos raudos al otro extremo y recién entonces empezamos a ver que las líneas sí que tenían un sentido que no habíamos visto hasta entonces. Ahora hasta podemos tratar de corregir algo porque sabemos cómo y dónde hacerlo y avanzamos más rápido


¿Quizá porque nos estamos acercando al final?


Con frecuencia hay una pieza que nos falta, la buscamos tranquilamente al principio con la seguridad de tenerla cerca, pero no la vemos, no la encontramos. Empezamos a angustiarnos y al hacerlo la vemos menos.

Lo hacemos frenéticamente, cada vez es peor. Concluímos que hay un error, que la pieza no existe, que la figura estará para siempre incompleta sin remedio.


Y de repente, delante de nuestros ojos la vemos, ahí estaba desde hace mucho la dichosa pieza faltante. La ponemos en su sitio y entonces lamentamos enormemente no haberla podido ver antes. Qué distinto hubiese sido todo.


El tiempo pasa sin poder yo detenerlo, tengo de repente la sensación de estar colocando, casi apresuradamente, las últimas piezas del rompecabezas, y en un momento que es desesperadamente corto pongo, casi a regañadientes en verdad, la pieza final. Sí, como estaba previsto.


Ahora lo entiendo, ahora lo veo claro, todas las piezas están en su sitio, ya no hay espacios vacíos, los bordes que me limitaban y me obligaban y me constreñían tienen ahora mucho sentido, de repente ya no los percibo rígidos como ayer, por primera vez los acepto con sincero cariño, fueron personalmente míos, no los compartí con nadie, siempre estuve solo y logré armar todas las piezas, una por una dentro de esos límites que me fueron impuestos y que de hecho no hubiera podido nunca modificar.


Sin embargo lo sospechaba... no solamente los bordes eran fijos e inmutables... todo el cuadro estaba previsto, yo no hice sino obedecer para ir buscando y colocando las piezas donde correspondía.

 

Recuerdo con los ojos casi cerrados que nos compramos una casa en un lugar diferente.

Me preguntaron por qué esa casa, por qué ese lugar, por qué ese momento…

Yo me deshice en explicaciones que a mí mismo nunca me convencieron.

Mi respuesta debería haber sido simplísima:


Todavía no sé por qué. Sin duda lo sabré después. Yo sólo obedecí… creyendo decidir.


¿Decidí yo algo alguna vez? Qué atrevimiento. Sin embargo cuántas veces me regodeé pensando que eran mis escogencias, que yo era libre y que todo dependía de mí. Solo palabras.


Mil y mil veces me pregunté, si todo nos ha sido impuesto, ¿Quién fue? Todavía no lo sé del todo, es verdad, pero ahora que me acerco al final empiezo a sentir que lo sabré pronto y que lo sabré para siempre.

El orden requiere que no lo sepamos… a destiempo.


Ha llegado el momento. Por primera, por única y por última vez, veo el cuadro completo,

lo contemplo con una sonrisa cómplice pero complacida, muevo la cabeza de un lado al otro,

veo caras tristes a mi alrededor, pestañeo, veo mi vida completa y me doy cuenta, por fin,

de qué es lo que estuve haciendo todo este tiempo que se me hace irremediablemente corto.

Ahora cierro los ojos lenta y definitivamente. Me sonrío.


Los que se quedan miran, ellos también por primera vez el rompecabezas terminado y ellos igualmente lo contemplan y lo describen con palabras complacientes que se repiten una tras de la otra, siempre las mismas palabras, como un tiovivo girando cada vez más y más lento, pero que nunca se detendrá del todo.


El rompecabezas entonces se guardará en un rincón, casi siempre oscuro. Sin embargo quizá se le traerá a la memoria de tanto en tanto, tratando de ver en él detalles que quizá no se habría querido ver antes.

 

Adolfo Pardo.  Barcelona, octubre 2023 

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