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¡El Matrimonio es como una Tijera!


Hace algunos años leí en alguna parte esta frase y me gustó por su traviesa originalidad.

Pensé que la comparación, así un poco absurda, podía ser desarrollada buscando las diversas y extrañas
similitudes que se puede encontrar entre la simple tijera y nada menos que "El Matrimonio".


Para empezar veo que hay infinidad de tipos de tijera: Para cosmetología, para cirugía, para costura, para
herrería, para jardinería, para peluquería; y por otro lado, hay infinidad de tamaños, variadísimas formas y
hasta múltiples colores... casi tantas variedades como las hay de matrimonios..... pero sin embargo todas
las tijeras del mundo son esencialmente iguales Veamos:


Se les conoce popularmente como –un par de tijeras- lo cual, desde ya, acerca su nombre al de un
matrimonio. Las tijeras se componen siempre y únicamente de dos partes, parecidas pero distintas,
indispensables una a la otra, apretadamente unidas y totalmente incapaces de hacer su trabajo si
estuviesen separadas, unidas indivisiblemente pero conservando su movilidad individual y eso mientras se
van apoyando una en la otra...

¿Interesante no?

Si, por ejemplo, se unen firmemente sin separarse lo más mínimo, se convierten en un arma
poderosísima, así juntas son como un puñal, atacan y defienden, perforan y socavan, hieren o hasta matan
si es necesario.

Luego, al relajarse, se vuelven a separar sus partes, se ponen nuevamente frente a frente, como si se
mirasen una a la otra, y se ponen a hacer su trabajo... se rozan constantemente y sin embargo no se
lastiman una a la otra.

Juntas y sin embargo de alguna manera enfrentándose... trabajan en direcciones opuestas y a pesar de
eso se mueven siempre hacia adelante.

Las tijeras nunca van hacia atrás, no saben hacerlo, Invariablemente tienen al frente una tarea y van
rítmicamente permitiendo que una parte ayude a la otra para poder avanzar. Cumplen su feliz misión como
riendo, como comiendo, como caminando, como conversando.

Adolfo Pardo
Domingo 20 de Mayo de 2001






Martes 3 de abril de 2018… casi 17 años después…

Y cuando las dos partes están juntas y mientras van haciendo el trabajo para el que fueron construidas,
se van rozando y el continuo roce no las daña ni las desgasta, más bien las afila y las mejora…

Pero sucede… casi inevitablemente una de las dos partes se rompe y la tijera entonces definitivamente ya
no es más una tijera, deja de funcionar, sólo quedan los recuerdos de las muchas cosas que ella cortó
cuando era una feliz tijera…

No, no, no… sería un imperdonable error botar la tijera rota, simplemente porque ya no es una tijera…
Una de las dos partes se rompió, es verdad, pero la otra mitad quedó perfecta, gastada y cansada quizá,
pero experimentada y perfecta.

Las mitades sueltas son siempre mucho más versátiles que cuando estaban atadas sirviendo casi
solamente para cortar, …mientras que una de las hábiles mitades suelta…:

Con un bisel en la punta se convierte en un destornillador. Puesta en el escritorio se convierte en un
abrecartas. En el cajón de la cocina se convierte en un cuchillo con un mango diferente. En el taller es un
punzón excelente y siempre afilado. En la caja de aparejos de pesca es perfecto para limpiar un pescado y
cortar el nylon. Dado el caso sería un utilísimo puñal. Sabiéndolo tallar sería un muy buen formón…. La
lista es larga, creo que más larga que la lista de cosas que puede hacer una simple tijera…

Deja que la mitad que quedó se repose un poco en un armario y tú verás como encontrará fácilmente su
nueva función y más probablemente varias de sus nuevas funciones que definitivamente no pudo cumplir
cuando sólo era una excelente tijera…


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